La literatura venezolana en medio de la crisis



Bien sabido es que toda crisis es una oportunidad en sí misma, en tanto ésta no atente contra la vida de quienes la atraviesan, por lo tanto, sirva la presente entrada para declarar públicamente que mientras las condiciones de vida y subsistencia nos lo permitan, continuaremos apostando por el desarrollo de la economía cultural en nuestro país.

Nuestro país atraviesa una dura crisis que trasciende lo económico, poco se habla de la crisis moral del venezolano, mientras la crisis educativa y de servicios de salud se ha convertido en un tabú y a su vez un lugar común. La crisis de valores sociales como la ética, el respeto, la puntualidad, la honestidad o el trabajo, suele ser reseñada desde una visión pedagógica y académica cuando se hace mención de ella, y muchas veces tiende a ser “moralista” o “pacata”, a pesar de ser la más grave, ya que sobre ella reposa en deterioro social que experimenta la sociedad venezolana de los últimos tiempos.
En medo de esta crisis multifactorial, los creadores –entiéndase escritores, músicos, artistas plásticos, dramaturgos, y demás- continúan con su proceso de creación, con las limitaciones que puedan existir, y mientras algunos han decidido experimentar con el uso de óxidos y pigmentos para superar la escasez de pinturas y oleos, otros utilizan materiales de desecho, incursionan en el arte conceptual o las obras al aire libre. Dejando constancia de una cualidad más importante de resistencia ante la adversidad: su infinita voluntad de crear, proponen y experimentar contra viento y marea.

Gente de “a pie”

Como es obvio, levantarse cada día y salir al trabajo con la misma sonrisa no es cosa fácil cuando el sueldo no alcanza para dar de comer a la familia. Ese desaliento dibuja en nuestros rostros un seño fruncido y nos sumerge en una depresión colectiva.
A esto se suma el sentimiento de orfandad y vulnerabilidad, producto de vivir en un país sin responsables, donde denunciar es una pena y puede condenar a cualquiera al definitivo desprecio social e institucional (véase el caso Giordani por ejemplo); un país donde el único destinado a pagar es el ciudadano de “a pié”, encontrado culpable de vivir aquí. Un ejemplo cercano lo viven los ciudadanos en las puertas de los supermercados, quienes luego de hacer grandes colas para entrar y pagar por alimentos a precios exorbitantes, son revisados al salir exigiendo y chequeando el contenido de las facturas y las bolsas, es decir, cada comprador es tratado como sospechoso de robo.
Por esto para hablar de esperanza en Venezuela es necesario hablar de la gente de a pié, de los que ven palidecer sus sueños y sus aspiraciones, quienes años atrás luchaban por alcanzar la tan ansiada realización personal o el reconocimiento social (como lo menciona la pirámide de la necesidades Maslow) y ahora se conforman con cubrir sus necesidades básicas mientras lleven comida a sus hogares.

En lo literario

En lo que respecta a la literatura aparecen cada días más librerías y editoriales alternativas, electrónicas y cartoneras en el país petrolero más importante del continente. Igualmente los escritores venezolanos participan cada vez con mayor fuerza en certámenes y festivales internacionales, obteniendo galardones y menciones que hacen visible a un país que se resiste a desaparecer, a dejar de ser, y que encuentra en estos espacios una oportunidad para desarrollarse. Los escritores no se quedan atrás y tienen más presencia en internet, por medio de blogs, revistas digitales, redes sociales, donde escriben, comentan, participan y se conectan a personas de todo el mundo.
En medio de un ecosistema cultural ralentizado por la situación del país, donde el hambre sin tapujos sale a comerse la calle, los creadores venezolanos avanzan y una nueva economía surge de la cultura, esa que los economistan han dado en llamar Economía Naranja y de la cual bien valdría la pena hablar más adelante.
Lo cierto es que tal vez sea esta la crisis que hacía falta para despertar en nosotros una mayor sensibilidad creativa y una mayor contundencia al momento de expresarnos, en un momento que es decisivo para el futuro de Venezuela y para la supervivencia de nuestros compatriotas.

Nuestra propuesta editorial 

Desde fines del año 2017 estamos evaluando el destino de nuestro proyecto editorial ante la realidad inflacionaria de los últimos meses, por lo cual hemos decidido enfocarnos en el trabajo editorial más que en la imprenta artesanal. Esto último motivado al alto costo en los materiales como el papel y la tinta.
Lo que indica que no hay mayores cambios en lo que respecta al trabajo que venimos realizando, sólo que se reduce el trabajo de impresión y se aumenta el trabajo de asiento frente al computador, el teléfono y las redes sociales. Con la voluntad mucho mayor de poner mayor atención en la promoción literaria de nuestros autores e incursionar en el comercio electrónico de nuestros libros, los cuales hasta la fecha han sido descargados sin limitación alguna pero los cuales constituyen un bien para sus autores.
Este es el caso de Ediciones Madriguera, una editorial independiente donde realizamos labores editoriales como revisión de manuscritos, corrección, diseño y maquetación entre otras labores; complementando el proyecto con un modelo de imprenta artesanal, que nos ha permitido publicar consecuentemente una treintena de libros en los últimos dos años, quizás los años más difíciles para la vida nacional venezolana, en completa cogestión con sus autores. Para un país habituado a vivir de la renta petrolera, donde los recursos del Estado se consideran fundamentales para emprender cualquier proyecto, Madriguera es ejemplo de una forma distinta de gestión que apuesta a superar una etapa económica desfavorable y destructiva del constructo social.
Los libros de Madriguera hablan de la gente de Venezuela, de sus sueños, de su deseo de ser mejores, de su necesidad de seguir siendo sobre esta tierra. Cada nuevo libro es una esperanza sembrada en el corazón del país, que es el corazón de los creadores, escritores y lectores que renuevan su fe en esta obra en construcción que llamamos país. Cada nuevo autor que ve materializada su obra impresa y digital, alcanza a tocar con los dedos la cúspide de la pirámide de las necesidades de Maslow y se siente realizado, aun y cuando continúe cubriendo sus necesidades básicas en el día a día a fuerza de sacrificios.
Nuestra editorial artesanal no habla de grandes tirajes, piezas exclusivas u obras de arte ni se enfoca en títulos rimbombantes. Proponemos un modelo que ha respondido cabalmente a la presente crisis que vivimos y que este año se plantea nuevas formas más acordes a los tiempos que vive nuestro país.